II
Te
observé enlucido por una gruesa capa de moho.
Cuán
impostado mi acto. Recargando nuevamente la imagen
Para
beneficio y consumo propio.
Nunca
lo pensé así, pero así fue: nacer por arte y composición literaria.
El
otro día leí a Peri Rossi que decía: la literatura nos separó,
todo
lo que supe de ti, lo aprendí en los libros,
y
a lo que faltaba, yo le puse palabras.
Quizá
sea motivo de consolación. Un puro reverberarse.
Sonaría
perfecto de no ser por un matiz: la deixis.
allá
en el dedo hay una señalización que me circunda,
que
me atosiga, y me abriga.
La
cuerda que me afuega, y dilata la despersonalización.
Lo
dije una vez y repito: eres de mentira.
Me
acuesto en la cama con el miedo a despertar
Y
ver tu figura al otro lado de la pared.
Totalmente
desnuda de significante.
De
no reconocerme. Qué triste. De no reconocerte.
¿En
qué momento tuve que tenerte (presente) para reconocerme?
La
despersonalización se ha convertido en una introspección malograda,
En
este desértico y vasto humedal de pienso para vagabundos.
Yo,
ahora, soy más yo que nunca,
Y
tú eres,
A
fin de cuentas,
pura
invención literaria,
eres
por una razón concreta
pero
sin ser libre.
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