‘Atreverse
a la renuncia
A
decir mi dolor existe.
A
exigir nuestro derecho al grito a solas’,
rezaba
Javier Calderón hace unos meses.
Yo
por aquel entonces no entendí bien su lenguaje.
Ahora
¿sí?,
Y
ojalá pudiera instalarme aquí,
Durante
largo tiempo, en mi
Derecho
al dolor, en mi valentía
Para
hacerle frente,
en
mi grito a solas.
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