martes, 21 de marzo de 2017

Periferias.




             "Tenemos que darnos cuenta ¡y tenemos que ser muchos! de que en los extrarradios de lo comúnmente aceptado es donde acaso se encuentra la verdadera reserva espiritual del humano, ahora que el deteriorado, enfermizo y decadente hombre occidental dejó languidecer la llama inmemorial del instinto. Yo, Jean Dubuffet, declaro, aun a riesgo de parecer loco de remate, que en nuestra querida Europa, el Imperio de lo mágico ha sido perseguido, denostado, acusado y aniquilado por la barbarie y la dictadura de la razón, acompañada casi siempre de su fiel lacayo, aquel castrador de mentes conocido como Monsieur Dogma.
No puedo sino insistiros en que lo importante, lo novedoso, está en las mismisimas esquinas donde nadie mira; que en las zonas húmedas y en los sombríos páramos en donde crecen esas peculiares criaturas amontonadas con el néctar del libre albedrío que únicamente siente el que no es observado. 
Son ellos los seres periféricos quienes han desarrollado mejor que nadie una serie de aptitudes que han sido de extrema utilidad para adaptarse a dificultades supremas, como la propia marginación por parte de los habitantes del Centro del Imperio (...)
Recordad que la centralidad no existe. Que el 5 es un número idiota. Que la notabilidad encierra clasicismo. Y que el suspenso en algunos campos es meramente subjetivo y coyuntural.
El centro no es creativo. No se puede esperar nada de los barrios burgueses de ninguna capital del mundo desarrollado. Porque allí no sucede nada más que una somera imitación de un comportamiento previamente aceptado (...) En la observación ensimismada de un escenario bucólico o de una arquitectura relajada no hay conflicto externo y si no hay conflicto, no hay creación. Del mismo modo os aviso de que en caso de que caigáis en la agridulce práctica de la autocontemplación mística, no en un exhaustivo análisis de vuestro comportamiento y vuestro pensamiento, veréis que, cuanto más equilibrio encontréis, menos movimiento notaréis. Con tristeza repararéis en que desde la centralidad de vuestro ser nada surgirá, nada se gestará, nada germinará. 
Sin dificultad no hay mejora. Sin marginación no hay rebelión. Sin terremotos internos no hay destrucción. Si nada colisiona en vuestra alma, ningún templo se derrumba. Si no hay ruinas, no hay material para edificar nada nuevo".



Extracto Prólogo de Periferias, Ricardo Cavolo. 
 - Santi Balmes.



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