jueves, 13 de julio de 2017

Metamorfosis




                Nunca dejará de sorprenderme lo fácil que se pasa de la nada al todo, del todo a la nada. Pasamos la vida entera buscando un punto medio, el cual no existe. Ensimismados nos balanceamos en la cómoda creencia de que existe el punto medio, pero el punto medio es solo un puente corto que conecta Nada con Todo, un segundo que se pasa volando y que luego ya no recuerdas. Nuestra mente parece estar construida solamente para abordar momentos enteros, recordamos el cenit de las cosas, el instante de máxima concentración de energía.
Es como el que hace una caminata por la montaña: puede que recuerde algo del camino, pero siempre se quedará con lo que vio desde la cima, y siempre contará lo que desde allí vio.
Luego está el caso del que hizo una caminata por una montaña que le pareció altísima, realmente lo que no sabe es que existe una probabilidad enorme de que la próxima montaña que suba sea más alta. Lo que hace que la anterior sea una porquería. 

¿Afán de grandeza? ¿Autoengaño? Yo solo sé que siempre buscamos lo que no se encuentra por sentir que estamos buscando, y no esperando.



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