jueves, 10 de noviembre de 2016

El significado y la perspectiva


Hoy me pregunta mi hermana el qué significa la dignidad, y yo exactamente no sé qué responderle. Me quedo en blanco, me pilla de sorpresa. Me frustro. De repente se me pasan una oleada de imágenes por la cabeza. Me dice que para qué soy filóloga si no se decirle una definición exacta de lo que esa palabra significa. En esos momentos me doy cuenta de algo que ya, supongo, sabía, pero nunca me había parado a pensar. La palabras no son meros significados que designan objetos sino que además, muchas, están dotadas de cierto cariz emocional. Muchas tienen un componente y un elemento cognitivo social impuesto.

Le digo entonces, - "Lo mismo ocurriría si me preguntas qué significa Amor o Felicidad. ¿Cómo te defino yo eso?" -. Ninguna Academia va a poder darte algo ni tan siquiera aproximado, lo único que podrás encontrarte son definiciones frívolas que intentan explicar sentimientos tan cargados de intimidad, de personas.

Resumiendo, ¿sabéis lo que le dije? - "Algo que algunas personas tienen y otras no"-. Y me fui, sabiendo perfectamente que mi respuesta estaba cargada de intencionalidad y de muy poca arbitrariedad. Que seguramente no le hubiese resuelto la duda, pero cuando, por desgracia, crezca un poquito, tengo por seguro que comenzará a comprender el significado de lo que un día le dije.

De mientras en mi cabeza seguía la oleada de imágenes que no paraban de avasallarme.

Definitivamente hay palabras que han venido a parar a nuestro mundo para condenarnos a la incertidumbre. Palabras ligadas a sentimientos, a emociones, a recuerdos, y en la gran mayoría de casos, a personas. Y en esta vida una de las cosas que he aprendido y estoy aprendiendo es que hay dos cosas de las que es prácticamente imposible desligarse: de las palabras y de las personas.

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